¡Que triste! Te espero a pesar que comprendo que jamás has de volver…. ¡Y te extraño tanto! A pesar que te tengo plasmado con fuego en mi alma y mi ser…
II ¡Te lloro! Es verdad, aunque irónicamente no logro derramar una lágrima por ti, porque siento que tu recuerdo me acompaña y aún tu imagen no la puedo dejar ir.
III Te quiero amor eterno, aunque tú te niegues a volver a mí. Aunque la distancia que nos separa no sea tanta, como para encontrar consuelo y obligarme a olvidarte. Porque te extraño tanto que siento pena de no poder resignarme, y aunque me esfuerzo mucho no tengo fuerza para poder llegar a odiarte. IV
¡Ya vez!...Esta triste vida mía me ha condenado vivir esperando que un día nos podamos reencontrar, ya sea para amarnos, o para tener la fuerza de poderte olvidar.