ahora que esperamos ser encontrados. Porque hoy soy vuestro abogado
defensor, pero pronto seré vuestro juez
y entonces seré inflexible.
Él me hablaba pero
yo no entendía y tuve que preguntarle otra vez - mi señor no entiendo ¿Es bueno
o malo ofrendarle a Dios? - El joven me miró con decepción exclamando - ¡Hay
padre Santo!, bien dijiste por medio de Isaías en lenguas de tartamudos hablé a
mi pueblo y en extraña lengua hablará YHWH.-* El me miró y prosiguió - ¿Hasta
cuando os hablaré sin que entiendan, sois desobedientes por naturaleza, pues
dedicáis vuestra vida a construir templo
sobre templo por complacer vuestra vanidad llenándolos de gradas y de mármol,
de imágenes y piedras de cantería por amor a mi (según vosotros) y amor a mi
padre. Pero estáis más que concientes de que ni mi padre ni yo habitamos en
templos hechos por mano de hombres, ¿Sabéis una cosa? Vosotros sois muy parecidos al rey David, él
al ver la grandeza y el poder que mi padre le otorgó, sintió compasión de Dios,
porque vivía entre cortinas y en carpas mientras que David en palacios de cedro
y se prometió hacerle un hogar, ¡Pobre huerfanito que era mi padre no tenía
donde habitar¡ ¿Qué acaso nadie sabe que el cielo es su trono y la tierra el estrado
de sus pies? ¿Acaso nadie lee las escrituras?. ¿Que morada podrán hacerle a
quien los hizo? ¡OH barro tan perfecto te viste que compadeciste al alfarero!
Uds. -Como el rey David- quisisteis hacerle un regalo y aún ahí vuestra jactancia os obligó a desobedecerle, pues el les dijo
rotundamente que no quería templo. Pero si insistían en hacerle uno, la única
forma de que entrara a santificarlo sería que lo hicieran como se lo advirtió a
Moisés en el monte (Éxodo 20-18,26, también en hebreo) "Altar de tierra harás
para mi y si lo hicieras de piedra no lo labres de canterías, porque si alzares
herramienta alguna lo profanarás, no subirás por gradas a mi altar, para que tu
desnudez no se descubra junto a él.”
Pero otra vez os pareció mal su orden e hicisteis lo que os plació sin
temor y sin respeto hacia mi padre, pues vosotros más teméis a vuestros
pastores que a él. Me pregunto para vosotros
¿Quién es más importante el mensajero o quién envía el mensaje? ¿Cómo
pues no escucháis y obedecéis?.
Yo estaba asustado, me hablaba como si fuese culpable de algo que aun
no alcanzaba a comprender, y su dolor crecía con cada segundo que transcurría
por eso alegué a mi favor: -Mi señor yo nunca he querido hacer un templo es
más, muy pocas veces voy a uno, entonces ¿como es que ante tus ojos soy tan
culpable? Ve díselo a ellos y no te enojes conmigo- .
El me miró con decepción y me
interrumpió diciendo, aún en eso os parecéis a los fariseos, pues perseguís a
todo aquel que os hable cosa contraria a la que practicáis, por eso
apedreasteis a Esteban y
crucificasteis al justo, y prefiéreis
tener como doctrina mandamientos de hombres que en nada se parecen a lo que mi
padre y yo os hemos mandado.
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