Cuantos días han transcurridos ya, desde que el destino de mi lado te alejó.
Muchas veces el Sol
mi cielo ha alumbrado, desde aquel
funesto día, en que de mí te has separado.
II
Y yo, sigo aquí, en medio de la nada que me dejó tu adiós, en
medio del silencio en que tu muerte me envolvió.
Aún, soñando retenerte para siempre conmigo, deseando que tu ida no sea mas que un invento y aún tu
sigues vivo.
III
Pero no, la vida pasa, y me demuestra que tu adiós no es fantasía, y el silencio de la noche me recuerda, lo
terrible que es sentir tu lejanía. Pues sin ti, solo existo, ya no vivo hace mucho, y si sueño,
es contigo y con el día en que vuelvas a
ser mi abrigo.
IV
Muchas veces, tantas que ya no puedo contar, he querido retroceder el tiempo, y no dejarte marchar, negarme a tu
silencio, he implorar a Dios piedad.
¿Pero como retroceder el sol? Si ni siquiera pude oponerme a que se detuviese tu corazón.
V
Se que te dejé partir, pero fue porque
no sabía lo que sería tener que vivir sin ti, y ahora que he comprendido lo
doloroso que, es ya no tener tu cariño,
ya es tan tarde, que solo me queda recordarte y en el recuerdo imaginarme, que otra vez vuelvo a abrazarte.
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