No tienes rostro ¡Amor que tanto espero!
Pero tampoco lo necesitas, porque para mi eres tan real que algunas veces hasta siento que contigo puedo hablar.
Me acompañas día y noche en todos mis momentos triste.
En aquellos en que me aqueja la soledad...
Esos de los que con nadie puedo hablar.
Tu, no necesitas un nombre, lo se muy bien.
Pero yo te he llamado ¡Mi amor!
Te conozco desde niña, cuando tu existencia era un cuento que alguien me leyó.
Cuando te metías en mi alma para hacerme compañía y pedir que te esperara.
Te conozco vida mía sin saber quien eres...Si en verdad existes, o si eres mi mentira.
Se muy bien que no conozco tu rostro, de eso soy muy consiente. Pero el amor que nos une es a lo que por siempre seré reverente.
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